Nosotros nos contamos entre los afortunados que pudimos cruzar acero con un gran campeón en todos los sentidos siendo su humanidad, el mayor de ellos. También compartimos vino y alguna licencia pero...eso ya es otra historia.
Sin más os dejo con Zulfi. Hasta siempre, Maestro.
G. F.
Crucé armas con él solo en una ocasión, y siendo además demasiado pequeño como para ofrecer un asalto con un mínimo de cabeza e ideas claras. Pero en apenas cinco minutos en que nos saludamos y comentamos el resultado después del asalto, me dio uno de los mejores consejos que he recibido nunca en una sala, y que igualmente he podido aplicar al resto de ámbitos de mi vida: "Has tenido miedo de mí, y yo no soy nada: tú sí que eres bueno."
ResponderEliminarHumildad, exacto. Una imponente lección de humildad. Y se quedaba grabada.
Esa es una de las múltiples enseñanzas de este gran maestro y de este gran deporte.
Eliminar