¿No pensareis que los tiradores
de esgrima practicamos nuestro deporte colgados de las lámparas, saltando de
mesa en mesa o deslizándonos por largos cortinajes con el cuchillo entre los
dientes tal y como se ve en muchas películas, verdad? Si pensabais en ese
sentido, debo deciros que es una idea tan romántica como errónea.
La esgrima actual es un deporte
que se practica en un recinto cubierto denominado sala de armas que debe estar
equipado con todo lo necesario para el ejercicio de dicho deporte. En este
local se sitúan las pistas donde los tiradores practicarán solos o en parejas.
Según el reglamento de la
Federación Internacional de Esgrima, la pista debe medir 14 metros de largo y
entre 1,5 Y 2 metros de ancho. Además se podrá extender la pista en en 1 o 2
metros más (fuera del terreno válido para tirar), por lo que la extensión real
de la pista a menudo es de 18 metros. Esta pista esta formada por un entramado
metálico o placas de aluminio antideslizante fijadas directamente al suelo o
sobre contrachapado. Este sistema aísla a los tiradores del suelo (los tocados
en el suelo con la espada no son válidos. La pista metálica evita que estos
tocados se den por válidos, ya que al tocar con la punta de la espada en una
superficie metálica el punto no se registra en el aparato eléctrico).
En uno de los lados de la pista
se encuentra el aparato eléctrico responsable de registrar los tocados. Durante
las competiciones se coloca sobre una mesa, aunque a menudo se fijan a la pared
o en el techo en las salas de entrenamiento.
Cuando el tirador realiza un tocado con la punta de la espada, ésta
actúa a modo de interruptor abriendo el circuito eléctrico y mandando la señal
al aparato eléctrico.
En próximas entradas hablaremos
sobre el equipamiento básico del tirador.
G. F.
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