La historia de la esgrima, por
suerte o por desgracia, ha estado
siempre ligada de forma directa a la de la evolución humana y por ello debemos
remontarnos a los albores de la humanidad para iniciar el recorrido por su
historia. Es obvio que el Homo Sapiens estaba en clara desventaja
física frente a los depredadores e, incluso, a otros grupos pertenecientes al
género Homo, por ello desde bien
temprano tenemos constancia del uso de, llamémosle, “herramientas” para
disminuir esa desventaja. Cuchillos de sílex, lanzas y arpones de hueso son los
primeros útiles que utilizaron los sapiens
para cazar y defenderse. Y, por supuesto, hubieron de aprender el manejo de
estos nuevos elementos. El debate sobre
si podemos considerar o no esgrima a estas prácticas de caza y defensa está
abierto y hay diferentes posturas más o menos bien argumentadas.
Por nuestra parte, evidentemente
no podemos considerar a las actividades cinegéticas dentro del grupo esgrimístico,
pero sí debemos de tener en cuenta los primeros enfrentamientos entre bandas o
grupos rivales por disputas territoriales lo cual dará razón al carácter bélico
que siempre ha caracterizado al ser humano. Este carácter es sobre lo que
debemos mantener nuestra atención pues será el que determine el nacimiento de
las primeras armas de ataque y defensa y, con ellas, los primeros sistemas de
“entrenamiento” para perfeccionarse en su manejo.
Demos un pequeño pero acrobático
salto en el tiempo y el espacio para aterrizar en Egipto unos 2000 años antes
de Cristo. Es ahí donde tenemos las primeras y reales manifestaciones de lo que
podemos llamar esgrima.
Allí, en el yacimiento de Beni
Hasan, en la orilla oriental del Nilo, cerca de la ciudad de la Minya,
encontramos una necrópolis compuesta por
tumbas de altos funcionarios (nomarcas) De la XI y XII las dinastías del
antiguo Egipto. Grabados en las paredes de tres tumbas excavadas en dicha
necrópolis encontramos un mural en el que vemos con nitidez a un grupo de jóvenes
practicando algún tipo de combate, pues están armados con unos palos de junco y
su cabeza protegida por una especie de “caperuza”.
Baste esta burda descripción para
referirnos al Tahtib (Árabe egipcio: تحطيب
taḥṭīb), arte marcial que se originó en Egipto. Se basaba principalmente en el
uso de un palo de madera para técnicas de ataque, defensa o esquivas. El nombre
árabe completo de Tahtib es “Fann el
Nazaha Wal Tahtib”, que significa “el arte (Fann) de la rectitud y la honestidad (Nazaha) mediante el uso de palo”. El término “Tahtib” deriva de “Hatab”,
que significa palo o madera. Vemos que etimológicamente los conceptos de honor
y nobleza ya están ligados a este primer precursor de la esgrima.
Los antiguos egipcios practicaban esta lucha
con palo como una forma de entretenimiento. Este tipo de esgrima probablemente
se basó en los sistemas de lucha real utilizado en combate con un escudo y una
espada, que luego evolucionaron en un sistema con sus propias reglas y métodos.
El palo de lucha era utilizado principalmente como una herramienta de formación
o para el deporte. Hubo ventajas de la enseñanza de la lucha del palo, junto
con otros deportes de combate como la lucha libre. La ventaja principal de la práctica
de estas actividades es que el ejército egipcio podría mantenerse entrenado y
listo para la guerra.
Al observar el mural con
detenimiento no podemos dejar de maravillarnos descubriendo las similitudes del
palo de lucha del tahtib con el
moderno sable de esgrima deportiva. Incluso vemos como los contendientes llevan
unas protecciones alrededor de su cabeza, lo que nos indica que la actividad
representada se trataba de un tipo de ejercicio o practica física, reglamentada
(atención a los observadores y a la figura que parece representar a un juez o
primitivo árbitro) y bien definida.
...continuará.
Desconocía la existencia de una arcaica esgrima egipcia, aunque tampoco me sorpende. Pelear con cualquier instrumento que se tenga a mano es un origen bastante tosco pero de indudable interés antropológico que creo que no se puede menospreciar a la ligera. Pero, claro está, ahí nos movemos más entre suposiciones que entre hechos objetivos y contrastables: aun así, no creo que toda esa cultura de cetros, varas de mando, garrotes, instrumentos de filo largos y rudimentarios e incluso cornucopias esté muy alejada de ese origen difuso de la esgrima. No sé cómo lo veis.
ResponderEliminarLo interesante es, evidentemente, calcular el momento exacto en el que el combate deja de ser solo una cuestión de supervivencia y se convierte en una disciplina (y no hablemos ya de cuando entra en juego el honor). Personalmente, creo que la verdadera esencia de este "arte de manejar el arma" reside ahí, en ese potente germen de necesidad de superar al enemigo que luego tuvo que institucionalizar y "suavizar" la vertiente deportiva. Y, si rastreásemos aún más atrás, encontraríamos ese germen primigenio que antes he mencionado, ese significado inconsciente. Pero hay que andar con cuidado: que muchos verán en un arma un símbolo de virilidad y tal, y yo no digo que no, pero ponerse tan "místicos" solo conduce a malas interpretaciones.